La felicidad depende fundamentalmente de la actitud interior y nuestra actividad deliberada, y para ello es preciso disponer de fortalezas personales y ser capaces de ponerlas en juego en la vida diaria (Programa Aulas Felices, p.87)
Esta reflexión extraída del Programa Aulas Felices (R. Arguís, A. Bolsas, S. Hernández y M. Salvador, 2010) es la semilla de la propuesta que hoy os presentamos el CEIP María Moliner, de Zaragoza.
El curso pasado, después de un periodo de formación y reflexión sobre la potenciación de las fortalezas personales y la atención plena en nuestro alumnado, nació un grupo de trabajo dispuesto a implementar actividades y dinámicas con el objetivo de mejorar la convivencia en nuestro centro y que el alumnado sea capaz de encontrar ese bienestar y felicidad en su interior. Que mejor motor que el programa de Aulas Felices, como ya hemos citado.
Desde entonces, curso 2016/2017, se sigue trabajando en esa línea y es aquí donde os queremos contar cómo lo hacemos.
1. Acción tutorial: En el espacio horario que reserva el anexo III de la orden curricular aragonesa a la tutoría implementamos actividades y dinámicas relacionadas con la emoción y/o fortaleza seleccionada. Por ejemplo, el miedo y la valentía los alumnos/as de Infantil y 1º a 3º de Primaria lo trabajaron con el taller de Encender la noche, el cual podéis descargar pinchando aquí.
2. Rincón del Monstruo de colores: Se trata de un rincón ubicado en la entrada del colegio, por donde todo el alumnado del centro pasa cada mañana al llegar al colegio. El monstruo de colores nos propone un reto trimestral, con el objetivo de mejorar la convivencia y las relaciones entre los miembros de la comunidad educativa. Por ejemplo, “Cada día saludo con simpatía” o “Limpio y brillante, deja tu cole elegante”. Más información pincha aquí.
3. Rutinas diarias: Destacamos diferentes propuestas realizadas en los diferentes niveles. Una vuelta a la calma después del recreo con el “Sare sasa”. También visualización y puesta en práctica de vídeos de “Yogic y la capsula” al inicio de cada sesión de tutoría. O nuestro buzón de mensajes positivos hacia los demás: al finalizar el día cada alumno coge un papel y escribe un mensaje positivo al compañero que le toque. Además si algún alumno quiere escribirle algo positivo a otro compañero también lo puede hacer. Al finalizar la semana se abre el buzón si hay suficientes mensajes, se leen (en voz alta los que quieran) y se reparten